Autores del artículo: Richard G. Barr, Stephanie R. Wilson, Deborah Rubens, Guadalupe Garcia-Tsao, Giovanna Ferraioli
Publicado online: 9 de junio de 2020. DOI: 10.1148/radiol.2020192437
Sintetizado por el Dr. Efren Moreno (Centro Médico Diagnóstico Científico Integral, Buenos Aires, Argentina)
La elastografía por ondas de corte (SWE) ha demostrado ser una técnica esencial para la evaluación no invasiva de la rigidez del hígado. Tecnologías como la elastografía transitoria controlada por vibración (VCTE) y el impulso de radiación acústica (ARFI) han mejorado la precisión de las mediciones, permitiendo una evaluación más detallada de las condiciones hepáticas.
La fibrosis hepática, consecuencia de enfermedades crónicas como la hepatitis C, B y la enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD), puede progresar a cirrosis, hipertensión portal y carcinoma hepatocelular. La elastografía ha permitido establecer valores de corte que ayudan a clasificar la severidad de la fibrosis. Los valores por debajo de 5 kPa indican normalidad, mientras que valores superiores a 13 kPa sugieren fibrosis avanzada, requiriendo mayor vigilancia.
Para obtener mediciones confiables, se recomiendan al menos diez tomas en elastografía puntual (pSWE), aunque estudios indican que cinco mediciones pueden ser suficientes si cumplen con los criterios de calidad (relación intercuartil/mediana menor al 30%). En elastografía bidimensional (2D SWE), la mayor área de medición permite que cinco mediciones sean adecuadas, siempre que se utilicen las herramientas de evaluación de calidad proporcionadas por el fabricante.
La rigidez esplénica también es relevante para predecir hipertensión portal clínicamente significativa, aunque todavía se requieren más estudios para su uso generalizado. Factores como inflamación aguda, colestasis y congestión hepática pueden influir en las mediciones y deben ser considerados al interpretar los resultados.
El seguimiento de los pacientes tratados con antivirales es crucial, ya que la reducción de la rigidez hepática refleja la respuesta al tratamiento, aunque los pacientes con cirrosis aún necesitan vigilancia constante. La elastografía, combinada con otras pruebas, permite un monitoreo adecuado de la evolución de la enfermedad hepática y ajustes en su manejo.