Autor: Dr. Gustavo Germán Guevara Herrera (Centro médico Diagnóstico Científico Integral, Capital Federal, Argentina)
Tutor: Dr. Javier Vilallonga (Centro médico Diagnóstico Científico Integral, Capital Federal, Argentina)
1. Introducción
El término hidatidosis es utilizado para describir la zoonosis producida por quistes hidatídicos, larvas enquistadas del metacéstodo que pertenece al género Echinococcus que parasita el intestino del perro(1).
La hidatidosis tiene una distribución mundial, relacionada con la ganadería en régimen extensivo o con infraestructuras sanitarias deficientes, asociadas generalmente a bajos niveles socioeconómicos y a la ausencia de educación sanitaria. Alcanza una alta incidencia en países como Argentina, Uruguay, Chile, Australia, Nueva Zelanda y Europa, fundamentalmente en Grecia, Portugal y España (1).
En Argentina, el primer caso de quiste hidatídico humano fue descrito por Montes de Oca en 1867. En 1901, Craell y Herrera Vegas informan de 970 casos de Hidatidosis en hospitales de la Capital Federal, destacando la importancia de la enfermedad y su proyección en el país (2). Esta enfermedad tiene un gran interés sanitario, social y económico. La importancia en la salud pública está relacionada no solo con el elevado índice de mortalidad humana, sino también con las pérdidas por rendimiento laboral, gastos de hospitalización, intervenciones e incapacidades (1).
Este trabajo ilustra varios casos de esta enfermedad, evaluados mediante diferentes métodos de imágenes, como radiografía (RX), tomografía computada (TC) y resonancia magnética nuclear (RMN), en los cuales se evidencia compromiso del árbol respiratorio y hepático. Por medio de la correcta caracterización de los hallazgos en imágenes se busca comprender las diferentes manifestaciones radiológicas en la infección por Echinococcus según el método utilizado y el órgano afectado. De esta manera el lector obtendrá las herramientas necesarias para llegar a un diagnóstico adecuado, disminuyendo las potenciales complicaciones y morbilidad en la población afectada.
2. Objetivos
Objetivo general
Evaluar, discutir y comprender adecuadamente la enfermedad hidatídica, en lo que concierne a las imágenes pulmonares para así dar a conocer los puntos más importantes de la misma; con el propósito de que este conocimiento sirva como herramienta para el médico imagenólogo y médico tratante en el adecuado diagnóstico, tratamiento, seguimiento y pronóstico del paciente.
Objetivos específicos
- Conocer los diferentes métodos diagnósticos y los hallazgos específicos en cada uno cuando estamos estudiando a un paciente con esta patología.
- Detallar el contexto clínico/epidemiológico de la enfermedad en el contexto demográfico actual.
3. Justificación
Teniendo en cuenta el carácter endémico de esta patología, decidí elegir este ítem para profundizar en su estudio y realizar un compilado imagenológico con el fin de familiarizar al médico colega en diagnóstico por imágenes, con hallazgos característicos, para que así, se logre establecer un diagnóstico correcto, mejorar el curso y manejo de esta enfermedad.
Además de que los hallazgos radiológicos y serológicos generalmente pueden ayudar a identificar una enfermedad hidatídica, un quiste hidatídico, en un lugar inusual con hallazgos de imágenes atípicas puede complicar el diagnóstico diferencial. Sin embargo, la familiaridad imagenológica, especialmente en pacientes que viven en regiones endémicas, es ventajosa en este contexto.
4. Materiales y métodos
Se realizó una evaluación sistemática y retrospectiva de las historias clínicas, así como de los archivos DICOM de imágenes de pacientes entre enero de 2018 y diciembre de 2020, con diagnóstico presuntivo de hidatidosis en la clínica Güemes de Luján, provincia de Buenos Aires.
El diagnóstico de Hidatidosis se realizó por los hallazgos clínicos, epidemiológicos y serológicos, a los que se sumaron los estudios por imágenes y se confirmaron por la histopatología.
Se hizo el planteamiento de buscar diagnósticos diferenciales en la estructura sistémica de la institución, teniendo en cuenta los síntomas principales de la patología.
Se utilizaron los siguientes equipos para los respectivos estudios:
- Equipo de rayos X para radiología general con consola de mando y generador de rayos X de alta frecuencia marca Pimax, modelo Micro HF 601DR de 600 mA. / 125 Kv.
- Tomógrafo Toshiba Activion de 16 hileras x 0.5 mm de corte.
- Resonador magnético General Eléctric Optima MR450w 1.5T.
Finalmente, se efectuó una detallada búsqueda y revisión de la bibliografía más reciente encontrada en la web acerca del tema en cuestión.
Población y muestra. El universo en este caso fue de 9 pacientes, de los cuales sólo 5 cumplieron con los criterios de inclusión.
Criterios de inclusión. Todos los pacientes que durante el período de tiempo establecido tuvieron diagnóstico con confirmación histopatológica de hidatidosis pulmonar.
Criterios de exclusión. Orientación imagenológica e histopatológica negativa para hidatidosis pulmonar.
5. Desarrollo
Distribución
La infección por Echinococcus granulosus tiene una distribución geográfica cosmopolita y se han descripto casos en todos los continentes. Las regiones con mayor prevalencia a nivel mundial son: Euro – Asia (región Mediterránea, Rusia y República Popular China), África (región nordeste), Australia y América del Sur.
Se ha adaptado una cepa a lobos, renos y caribús en Alaska y Canadá. La transmisión se ha eliminado de Islandia y se ha reducido en Tasmania (Australia), Chipre y Nueva Zelanda. Se han desarrollado programas de control en Argentina, Brasil, China, España, Kenia (distrito de Turkana), Uruguay y otros países como los del Mediterráneo.
En América del Sur, la enfermedad existe en la mayoría de los países, pero Argentina, Bolivia, Brasil, Perú y Uruguay, son aquellos donde la hidatidosis constituye un importante problema de Salud Pública.
En Argentina, la hidatidosis, está difundida en todo en el territorio nacional, y tiene mayor prevalencia en las zonas rurales, especialmente en las de cría de ovinos y caprinos. Se calcula que aproximadamente el 30% del territorio nacional es asiento del ciclo zoonótico del Echinococcus granulosus, lo que representa un área endémica de aproximadamente 1.211.912 Km2. La superficie comprometida no es uniforme a lo largo del territorio nacional existiendo provincias contaminadas en toda su extensión y otras en forma parcial.
Ciclo de vida del echinococcus granulosus y estructura del quisde hidatídico
El reservorio son los perros (hospedador definitivo), lobos, dingo, oveja, caballo y cerdo. El vehículo de transmisión es el contacto con la tierra heces, perro (saliva, pelo, heces) y moscas. Los seres humanos (hospedador intermediario) se infectan cuando ingieren los huevos en alimentos que han sido contaminados. Los huevos eliminados por las heces pueden sobrevivir varios meses en la tierra. Son ingeridos por el huésped, liberan los embriones infectantes (oncosferas) que atraviesan la mucosa y se diseminan por la sangre hasta los diferentes órganos (hígado, pulmón). Los cánidos se infectan por la ingesta de vísceras de animales infectados.
No se transmite de persona a persona. El llamado quiste hidatídico es la larva hidátide con la correspondiente envuelta quística elaborada por el hospedador.
El ciclo de vida de E granulosus involucra dos huéspedes (Fig. 2). El anfitrión definitivo es generalmente un perro, pero puede ser algún otro carnívoro. El gusano adulto del parásito vive en el intestino delgado proximal del huésped definitivo, unido a la mucosa. Los huevos son liberados en el intestino del huésped y excretados en las heces (1-4). Las ovejas son los huéspedes intermedios más comunes. Ingieren el huevo mientras pastan en tierra contaminada. El huevo pierde su capa protectora de quitina al ser digerido en el duodeno. El embrión de hexacanto liberado, o oncosfera, pasa a través de la pared intestinal hacia la circulación portal y se convierte en un quiste dentro del hígado (Fig. 1). Cuando el huésped definitivo come las vísceras del huésped intermedio, el ciclo se completa (2, 3). Los seres humanos pueden convertirse en huéspedes intermedios por contacto con un huésped definitivo (generalmente un perro domesticado) o ingestión de agua o vegetales contaminados (2, 3). Una vez en el hígado humano, los quistes crecen a 1 cm durante los primeros 6 meses y 2-3 cm al año después, dependiendo de la resistencia del tejido del huésped.
El quiste hidatídico tiene tres capas: (a) el pericítico exterior, compuesto de células huésped modificadas que forman una zona protectora densa y fibrosa; (b) la membrana laminada media, que es acelular y permite el paso de nutrientes; y (c) la capa germinal interna, donde se producen los escolices (la fase larvaria del parásito) y la membrana laminada. La membrana laminada media y la capa germinal forman la verdadera pared del quiste, denominada usualmente endocist, aunque la membrana acelular laminada se denomina ocasionalmente ectocisto (1, 2, 4).
Las vesículas hijas (cápsulas de cría) son pequeñas esferas que contienen los protoscolices y se forman a partir de restos de la capa germinal. Antes de convertirse en quistes hijos, estas vesículas hijas son atadas por un pedículo a la capa germinal del quiste de la madre. En el examen general, las vesículas se asemejan a un racimo de uvas Los quistes hijos pueden crecer a través de la pared del quiste de la madre, particularmente en la enfermedad del hueso (1).
El líquido quístico es claro o de color amarillo pálido, tiene un pH neutro y contiene cloruro de sodio, proteínas, glucosa, iones, lípidos y polisacáridos. El fluido es antigénico y también puede contener escolices. Cuando las vesículas se rompen dentro del quiste, las escolices pasan al líquido del quiste y forman un sedimento blanco conocido como arena hidática (1, 2).
La niñez es la etapa de la vida donde generalmente se adquiere la infección, fundamentalmente debido a los hábitos de pica, geofagia y al juego o prácticas (darle besos o dejarse lamer la cara) que los niños suelen tener con los animales de compañía, en especial los perros.
Una vez que los huevos del parásito han ingresado al organismo, se produce la liberación del embrión hexacanto que atraviesa la mucosa intestinal y pasa a la circulación portal hacia el hígado que se comporta como el primer filtro. Si logra franquear el hígado, puede llegar a pulmones (segunda localización en frecuencia) y de allí por la circulación sistémica al resto del organismo y desarrollar el quiste hidatídico. (Fig.2)
Si bien la mayoría de las infecciones se adquieren durante la niñez, el lento crecimiento quístico genera que la mayoría de los pacientes no presenten síntomas durante mucho tiempo y, en ocasiones, la enfermedad se descubra accidentalmente al realizar un estudio de imágenes por otro motivo. En los niños, la presencia de una lesión quística hepática, pulmonar o en otra localización debe hacer sospechar la posibilidad de hidatidosis.
Clasificación ecográfica de los quistes hidatídicos
Tabla 1. Clasificación de Gharbi | |
Tipo I |
Univesicular, con membrana visible y contenido líquido homogéneo. Con o sin signo del nevado. Son quistes vitales. Debe realizarse diagnóstico diferencial con quistes simples. |
Tipo II |
Univesicular con desprendimiento de membrana y contenido líquido homogéneo, usualmente fértiles. Debe realizarse diagnóstico diferencial con el cistoadenoma hepático. |
Tipo III |
Multivesicular, con imagen típica en panal de abeja o rueda de carro. Debe realizarse diagnóstico diferencial con la enfermedad poliquística |
Tipo IV |
Heterogéneo, predominantemente sólido, con o sin calcificaciones parciales, raramente vitales, en regresión. Debe realizarse diagnóstico diferencial con lesiones sólidas hepáticas (primarias o secundarias). |
Tipo V |
Quistes calcificados, inactivos. Debe realizarse diagnóstico diferencial con hemangiomas u otras lesiones calcificadas. |
Tabla 2. Clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) | |
CL |
Quiste de características inespecíficas. Unilocular, pared no visible y contenido líquido homogéneo anecogénico. Indistinguible del quiste simple. Se lo considera como un quiste hidatídico de muy temprano diagnóstico y es fértil. |
CE 1 |
Corresponde al tipo I de Gharbi |
CE 2 |
Corresponde al tipo III de Gharbi |
CE 3 |
Corresponde al tipo II de Gharbi |
CE 4 |
Corresponde al tipo IV de Gharbi |
CE 5 |
Corresponde al tipo V de Gharbi |
Tabla 3. Comparativo de ambas clasificaciones | |
Clasificación OMS | Clasificación Gharbi |
Tipo CL | —- |
Tipo CE 1 | Tipo I |
Tipo CE 2 | Tipo III |
Tipo CE 3 | Tipo II |
Tipo CE 4 | Tipo IV |
Tipo CE 5 | Tipo V |
Una vez que el parásito pasa a través de la pared intestinal para llegar al sistema venoso portal o sistema linfático, el hígado actúa como la primera línea de defensa y por lo tanto es el órgano más frecuentemente involucrado. En los seres humanos, la enfermedad hidatídica involucra el hígado en aproximadamente el 75% de los casos, el pulmón en el 15% y otras localizaciones anatómicas en el 10% (1-3).
Hallazgos imagenológicos
Ecografía. La ecografía permite establecer el estadío del quiste en base a alteraciones estructurales que caracterizan a los distintos momentos evolutivos del mismo y que son la base de las clasificaciones propuestas.
Es el método que más ha aportado al diagnóstico de la hidatidosis abdominal por su bajo costo y accesibilidad. Es útil en el diagnóstico de la hidatidosis humana, tanto en pacientes sintomáticos como asintomáticos. La sensibilidad y especificidad de la ecografía para la detección de portadores de quistes hidatídicos de localización hepática se han estimado en 100% y 96 a 97% respectivamente.
También se utiliza para el seguimiento evolutivo de las personas tratadas y para guiar la punción durante el método de PAIR (Punción, aspiración, inyección y reaspiración).
Rx simple. Es muy útil en la evaluación de quistes hidatídicos pulmonares donde puede observarse como una imagen redondeada de límites precisos. Ocasionalmente, cuando hay entrada de aire en el espacio pericuticular se produce el signo del menisco y si el aire penetra en el interior del quiste y se produce pérdida de líquido por ruptura de la membrana cuticular se produce una imagen del doble arco. Con la evacuación parcial del contenido de la hidátide y la entrada de mayor cantidad de aire aparece un nivel líquido horizontal con membranas flotando que se ha denominado signo del camalote. El quiste pulmonar sin líquido y con persistencia de membranas y colapso de la adventicia crea una imagen poligonal e irregular denominada signo de la membrana encarcelada.
TAC. La tomografía computarizada es mejor para mostrar la calcificación de la pared del quiste, signos de sobreinfección o siembra peritoneal.
RMN. La resonancia magnética muestra el característico anillo hipointenso de los quistes hidatídicos en imágenes potenciadas en T2.
Manifestaciones clínicas
Los quistes hidatídicos tienen un crecimiento variable, depende del órgano afectado: pueden hacerlo rápidamente generando síntomas en poco tiempo como en el pulmón; o crecer lentamente generando síntomas a largo plazo como en el hígado. También pueden persistir sin producir síntomas a lo largo de la vida. Las personas con quiste hidatídico hepático presentan síntomas como: dolor en hipocondrio derecho, presencia de una masa palpable en el abdomen superior derecho, náuseas, vómitos o trastornos digestivos dispépticos inespecíficos.
En el caso de comprometer el pulmón pueden presentarse síntomas como: dolor torácico, tos crónica, disnea, fiebre, cuadros de broncoespasmo, hemoptisis entre otros. También pueden presentarse neumonías periquísticas, en forma secundaria a la compresión del parénquima pulmonar y de los bronquios periquísticos.
Complicaciones
Ruptura. La historia natural del quiste implica su ruptura en un 50-90% de los casos. Puede ser debida a u trauma, respuesta del huésped, degeneración. Existen tres tipos de ruptura:
- Contenida: Se rompe el endoquiste pero permanece intacta la periquística.
- Comunicante: Existe paso del contenido del quiste hacia las vías biliares, cuando los conductos se encuentran incorporados a la periquística.
- Directa: Existe ruptura tanto del endoquiste como del periquiste pasando el contenido hidatídico hacia la cavidad peritoneal o pleural, víscera hueca o pared abdominal.
Infección. El quiste se abre al árbol biliar en pacientes con infección de bilis dando lugar a abscesos hepáticos.
Migración. Puede ser que el quiste migre erosionando el diafragma y la pleura e introducirse en el pulmón.
Diseminación. Puede extenderse la infección hacia otras partes del organismo por dos vías: por diseminación debida a la complicación de un quiste hidatídico hepático (QHH) o por vía hematógena
6. Resultados
Podemos evidencia que la evolución con respecto al tiempo en la clínica Güemes de Luján provincia de buenos aires no tiene una pendiente característica en ascenso o descenso, es indistinta. (ver Gráfico 1)
Con respecto a nuestra población, evidenciamos que del total tuvimos 3 pacientes de sexo masculino (63%) y 3 pacientes de sexo femenino (37%), con una edad media de presentación de 57 años.
Acorde al lugar de procedencia de los pacientes, encontramos que 3 son residentes en el área rural de la provincia de buenos aires, 1 en el área urbana de la provincia de buenos aires y 1 pacientes reside en el extranjero (Bolivia) con reciente asentamiento en el área urbana de la provincia.
Atendiendo a la localización del quiste, en la revisión realizada encontramos que un 80% (4) de los pacientes tuvo localización pulmonar y un 20% localización hepática.
CASO N° 1
Masculino de 84 años de edad, procedente de área rural, trabajó como criador de ovinos y vacunos, multiconsultante por disnea progresiva, tos húmeda productiva, la cual después de varios tratamientos se torna verdosa, simultáneamente refiere varios años de evolución de toracodinia derecha. Se ordena en servicio de guardia realización de TCMC contrastada, diagnosticándose proceso neumónico y presencia de imagen sugestiva de quiste hidatídico pulmonar, se interna para manejo clínico.
Fig. 5. TC con contraste observándose hallazgo de principal interés lesiones cavitada en el parénquima pulmonar basal y posterior derecho con una pared gruesa la cual tiene un nivel hidroaéreo y membranas internas correspondientes a hidatidosis pulmonar sobre infectada. El paciente es manejado de su proceso infeccioso y tres meses después es intervenido para extracción y estudio de anatomopatológico de la lesión quística, dándose como resultado anatomopatológico de quiste hidatídico.
CASO N° 2
Masculino de 75 años, natural del área rural de la provincia de Buenos Aires. Vive y trabaja desde su infancia en una granja en donde se dedica principalmente al pastoreo de vacuno. Se presenta con cuadro tórpido de varios meses de evolución de disnea tos ocasional pérdida de peso ocasionalmente vómito y nauseas, consulta a la guardia donde se hizo diagnóstico de proceso neumónico y se inicia tratamiento antibiótico y al termino se realiza control radiográfico en centro periférico y de allí es derivado a esta institución con impresión diagnóstica de masa torácica en estudio se realiza adicionalmente ELISA para Echinoccoccus que reporta positivo. Al ingreso el paciente presenta cuadro de dificultad respiratoria, tos productiva muco-purulenta, se interna por ruptura presuntiva de quiste hidatídico pulmonar.
Fig. 6. Rx se evidencia imagen radio opaca sobre la base pulmonar derecha de aspecto consolidativo y presencia de broncograma aéreo, hallazgo en relación a proceso infeccioso de tipo neumónico; sobre el lóbulo medio ipsilateral se observa masa redondeada radio opaca de bordes bien definidos a la cual se sugiere la realización de TCMC con contraste.
Fig. 7. Las imágenes de tomografía computada multi corte evidencian dos lesiones redondeadas de aspecto quístico de bordes nítidos en contacto con la pleura y la cisura menor de los segmentos laterales laterales 2, 3 y 4. La segunda imagen se observa sobre el segmento 4 derechos que conserva aspecto quístico de paredes gruesas con nivel hidroaéreo en su interior con membranas flotantes, asociado a opacidad en vidrio esmerilado e infiltrado reticular, adyacente al quiste mencionado. Las imágenes descriptas corresponden a quistes hidatídicos uno de ellos que sufre ruptura provocando reacción local y proceso infeccioso asociado.
CASO N° 3
Femenina de 47 años de edad, oriunda del área rural de Bolivia y residente reciente de la Provincia de Buenos Aires. Desde su infancia convive con caninos, ganado vacuno y aves silvestres. Consulta por cuadro clínico de varios meses de evolución caracterizado por dolor torácico irradiado a brazo izquierdo acompañado de tos con expectoración verdosa, en ocasiones hemoptisis. Completó varios esquemas antibióticos sin mejoría.
Se le realizó inicialmente Rx de tórax que mostró una opacidad bien delimitada en el lóbulo inferior izquierdo. (Fig 7).
El estudio fue complementado con tomografía de tórax que mostró presencia de imagen redondeada con pared engrosada y densidad líquida sin refuerzo post contraste, localizada hacia el lóbulo inferior del pulmón izquierdo (figura 7). Se solicitaron anticuerpos para Echinococcus, los cuales fueron positivos, luego inició tratamiento con albendazol y valoración por cirugía de tórax para definir tratamiento quirúrgico. A la paciente se le realizó lobectomía inferior izquierda. El resultado de la biopsia confirmo el diagnostico de quiste hidatídico.
CASO N° 4
Femenina de 38 años de edad, vive en el área urbana de la provincia de buenos aires, consulta a la guardia por cuadro clínico de 20 días de evolución, con tos, congestión, dificultad respiratoria, se realiza placa de tórax que evidencia imagen con sospecha tumoral sobre la región mediastinal izquierda, se solicita evaluación por cirugía de tórax, que decide realizar Cirugía.
Fig. 10. Rx de tórax que evidencia aumento de la trama peribroncovascular a nivel bilateral, imagen nodular radiopaca redondeada de bordes regulares y definidos a nivel del lóbulo superior izquierdo. TC de tórax sobre el parénquima pulmonar objetiva imagen circular de bordes simétricos de aproximadamente 4.3 cm de diámetro, con densidad aproximada de 35HU, localiza en segmento 3 izquierdo, sin refuerzo posterior a la aplicación de contraste endovenoso hallazgo compatible con quiste hidatídico tipo i según la clasificación de Gharbi.
CASO N° 5
Femenina de 52 años de edad, originaria y residente del área rural de la provincia, sin antecedentes clínicos de importancia, contacto habitual con caninos, ovinos y aves silvestres, sin toxicomanías. Resección de fibroadenoma mamario izquierdo hace siete años, sin más antecedentes. Presentó cuadro de cinco meses de evolución caracterizado por dolor torácico irradiado a brazo izquierdo acompañado de tos con expectoración verdosa, síndrome febril intermitente y hemoptoico en tres ocasiones, cursando con diversos tratamientos antimicrobianos, sin mejoría.
7. Discusión
El ser humano puede convertirse en un hospedador intermediario accidental al ingerir huevos de helminto; bien directamente del hospedador definitivo o por el consumo de agua o verduras contaminadas con deposiciones de los hospedadores definitivos. Tras la ingestión, los huevos eclosionan en el intestino delgado y se liberan oncosferas que penetran en la pared intestinal. Estas oncosferas se dirigen por vía circulatoria hasta el hígado, donde se retiene la mayoría; y el resto, accede por la circulación venosa al pulmón e incluso supera el filtro pulmonar y llega a través de la circulación sistémica a otros órganos.6
El 80% de los pacientes tienen hasta un solo órgano involucrado y un quiste solitario localizado en el hígado o los pulmones. La relación hígado/pulmón puede variar de 2 a 1 hasta 7 a 1.9 El pulmón permanece como el segundo sitio más común de involucro en adultos (después del hígado) y el sitio más común en niños.10 El período de incubación entre el contagio y las manifestaciones es muy variable, desde meses hasta años. Aunque se han descrito casos en pacientes desde 1 hasta 75 años, la edad más frecuente en el área mediterránea son los 20-40 años, sin predominio en función del sexo. En general, la aparición de hidatidosis pulmonar se asocia a edades más tempranas que la forma hepática pura, situación atribuida a la mayor distensibilidad del parénquima pulmonar. Las manifestaciones clínicas dependen de la integridad o rotura del quiste, así como de las complicaciones asociadas a la rotura. Así, en la hidatidosis pulmonar no complicada lo más frecuente es la ausencia de síntomas; durante la rotura, el dato más característico es la presencia de vómica, mientras que las formas complicadas se expresan por múltiples síntomas y signos.10
Los hallazgos radiográficos y tomográficos más importantes son la presencia de lesiones quísticas que pueden ser solitarias o múltiples, unilaterales o bilaterales (20-50%), encontrados predominantemente en los lóbulos inferiores (60%) con un diámetro entre 1 y 20 cm.9
Los quistes no complicados pueden ser vistos como masas redondas u ovaladas que tienen paredes con bordes bien definidos y refuerzan con el medio de contraste. Algunos signos clásicos como «el signo del menisco» o «signo de la media luna» se caracterizan por la presencia de aire entre el periquiste y la membrana laminada, incluso, algunos autores han llegado a considerar este fenómeno como un signo inminente de rotura. Cabe mencionar que la coexistencia de enfermedad pulmonar y hepática está presente sólo en un 6% de los casos.11 El diagnóstico es basado en la presencia de estos hallazgos clínicos, técnicas de imagen y serología (útil para confirmar el diagnóstico presuntivo, aunque algunos pacientes no demuestran una respuesta inmune detectable, con rangos de entre 50-60% para quistes pulmonares), siendo de ayuda el examen microscópico de los fluidos e histología al detectar las protoescolices.12
El tratamiento de elección, en la mayoría de las ocasiones, es quirúrgico para una resección radical del quiste. Las opciones quirúrgicas incluyen lobectomía, periquistectomía o resección en cuña del quiste, minimizando estrictamente en cada procedimiento quirúrgico el derrame del contenido del quiste a fin de evitar la diseminación intraoperatoria y recurrencia. Esto puede lograrse mediante la resección del quiste intacto o con la aspiración del líquido quístico con o sin el uso de una solución escolicida, aunado a un tratamiento preoperatorio con albendazol (10-15 mg/kg/día). Los agentes escolicidas más usados son formaldehído al 1% o solución salina hipertónica; aunque también pueden ser utilizados la cetrimida, polividona yodada, formalina, etanol y peróxido de hidrógeno. La terapia con albendazol se recomienda mínimo tres meses.4,11
En el caso de nuestra paciente, el diagnóstico definitivo de hidatidosis pulmonar se estableció al conjuntar la epidemiología (contacto con perros y ovinos), las manifestaciones clínicas (curso subagudo) y radiológicas (lesión única, bien delimitada, quística con signo del menisco), corroborado por histopatología y serología específica, en quien el tratamiento médico y la intervención quirúrgica se realizó de forma inmediata, con resolución de complicaciones posoperatorias.
8. Conclusiones
- La enfermedad hidatídica afecta principalmente al hígado, siendo el pulmón el segundo órgano más afectado en frecuencia entre otros órganos, típicamente demuestra hallazgos en imagen bien característicos.
- La radiografía de tórax con buena interpretación, tiene una alta sensibilidad en el diagnóstico precoz de la enfermedad.
- Encontramos que no se delimita única y exclusivamente a pacientes de origen rural, encontramos un caso en esta revisión de convivencia del área urbana.
- Hay muchas complicaciones locales y sistémicas potenciales, su diseminación hematógena se puede ver en casi cualquier localización a distancia en otros órganos. La familiaridad con las manifestaciones atípicas al igual que los hallazgos más comunes de la enfermedad hidatídica puede ser útil para hacer un diagnóstico preciso al momento de evaluar las imágenes.
- Es una enfermedad que con mayor frecuencia se presenta en personas que residen o han residido la mayor parte del tiempo en áreas rurales y en contacto con ovinos, teniendo en cuenta que la prevalencia no depende del sexo.
- Inicialmente se trata esta enfermedad con múltiples tratamientos antibióticos, hasta llegar al adecuado diagnóstico clínico, por imágenes y su respectiva histopatología.