Nota Central

Revisión: fracturas del anillo pélvico

Lectura: 3 minutos /

Autores: Dr. Dennis Thomas, Dr. Rodrigo Paz, Dr. Álvaro Rinaldi, Dr. Álvaro Rinaldi Abraham, Dr. Jhon Escudero


Resumen

Las fracturas del anillo pélvico óseo comprenden un grupo amplio que incluye desde lesiones menores sin desplazamiento hasta lesiones de mayor magnitud, las cuales se asocian a significativa mortalidad, más aún cuando se vinculan a lesión vascular.

Se realizó un estudio retrospectivo con una búsqueda en la base de datos de nuestro servicio, entre los años 2016 y 2023, de pacientes que presentaban fractura del anillo pélvico. Se incluyeron a todos los pacientes a los que se le realizó TC de pelvis ósea como método de diagnóstico inicial por sospecha de fractura de pelvis. Se obtuvieron 48 casos de pacientes con fractura del anillo pélvico mediante TC de una muestra total de 208 pacientes que ingresaron al servicio por sospecha de lesión pélvica ósea. La edad promedio fue de 40,5 años. Las fracturas fueron clasificadas bajo los criterios de clasificación de Young y Burgess mediante TC.

Las fracturas del anillo pélvico pueden representar lesiones leves prácticamente sin complicaciones asociadas cuando comprometen el anillo óseo anterior, o puede tratarse de lesiones más complejas con posibilidad de complicaciones graves, como el compromiso neurovascular, cuando se lesionan las estructuras posteriores. La clasificación de Young y Burgess es actualmente la más utilizada y proporciona un abordaje relacionado al mecanismo de lesión y la fuerza del impacto. Es importante conocer la anatomía vascular de la pelvis particularmente de las ramas de los vasos iliacos dado que son los que corren mayor riesgo de lesión en fracturas inestables del anillo pelviano y proporcionan un significativo aumento de la mortalidad a los pacientes.

Palabras clave: anillo pélvico, Young y Burgess, inestabilidad pélvica.

Fondo

Las fracturas del anillo pélvico óseo comprenden un grupo amplio que incluyen lesiones menores sin desplazamiento hasta lesiones de mayor magnitud, las cuales se asocian a significativa mortalidad, más aún cuando se asocian a lesión vascular.

Objetivos

  • Repasar la anatomía ósea y ligamentaria de la pelvis.
  • Repasar la clasificación más utilizada en cuanto a las fracturas del anillo pélvico.
  • Presentación de casos y nuestra experiencia en el servicio.
  • Complicaciones más frecuentes: puntos a tener en cuenta.

Materiales y métodos

Se realizó un estudio retrospectivo con una búsqueda en la base de datos de nuestro servicio entre los años 2016 y 2023 de pacientes que presenten fractura del anillo pélvico.

Se incluyó a todos los pacientes a los que se les realizó TC de pelvis ósea como método de diagnóstico inicial por sospecha de fractura de pelvis, todas las edades y todos los tipos de fractura del anillo pélvico que fueran representados por la clasificación de Young y Burgess.

Se excluyeron los estudios que fueron realizados como control posquirúrgico tardío y estudios de RM y radiografía convencional, como también todos aquellos estudios que fueron realizados por sospecha de fractura de cadera (cabeza o cuello femoral).

Se obtuvieron 48 casos de pacientes con fractura del anillo pélvico mediante TC de una muestra total de 208 pacientes que ingresaron al servicio por sospecha de lesión pélvica ósea. La edad promedio fue de 40,5 años. Los mecanismos de producción fueron mayormente politraumatismos de baja a moderada energía y caídas desde altura. En cinco casos se encontraron lesiones por traumatismo de alta energía relacionados con accidentes automovilísticos.

Las fracturas fueron clasificadas bajo los criterios de clasificación de Young y Burgess mediante TC.

Once casos presentaron compromiso del anillo óseo posterior. En 36 de los 48 casos existió compromiso del anillo pélvico óseo anterior. Solo un paciente presentó una lesión compleja asociada a fractura conminuta de la cavidad acetabular. Un paciente presentó lesión conminuta del tercio distal de la tibia. Ningún paciente de nuestra serie presentó compromiso directo de vasos intrapélvicos ni de estructuras nerviosas.

Discusión

Las fracturas del anillo pélvico pueden representar lesiones leves prácticamente sin complicaciones asociadas cuando comprometen el anillo óseo anterior, o puede tratarse de lesiones más complejas con posibilidad de complicaciones graves, como el compromiso neurovascular, cuando se lesionan las estructuras posteriores. La clasificación de Young y Burgess es actualmente la más utilizada y proporciona un abordaje relacionado con el mecanismo de lesión y la fuerza del impacto. Es importante conocer la anatomía vascular de la pelvis, en particular de las ramas de los vasos iliacos, dado que son los que corren mayor riesgo de lesión en fracturas inestables del anillo pelviano y proporcionan un significativo aumento de la mortalidad a los pacientes.

Conclusión

Es importante conocer la clasificación más utilizada en la actualidad para las fracturas del anillo pélvico y su importancia para el traumatólogo tratante, como también poder identificar las potenciales complicaciones que pudieran surgir en las fracturas provocadas por traumatismos de alto impacto, en particular el compromiso vascular, las cuales, si bien son infrecuentes, aumentan significativamente la mortalidad de los pacientes.

Anexo

Imagen 1: Anatomía ósea y ligamentaria de la pelvis normal. Imagen de reconstrucción en 3D que muestra la pelvis ósea desde una vista anterosuperior, donde se pueden observar los ligamentos (de arriba hacia abajo) iliolumbares, sacroilíacos, sacroespinosos y sacrotuberosos a nivel bilateral. A: Imagen de RM ponderada en T1 en plano coronal que muestra señalado por las flechas blancas la disposición de los ligamentos iliolumbares. Estos representan ligamentos estabilizadores secundarios. B: Imagen de RM ponderada en T1 en plano coronal muestra (flechas) ambos ligamentos sacroilíacos. Estos son los ligamentos más fuertes del cuerpo, y son los principales encargados de darle estabilidad a la pelvis. C: Imagen de RM ponderada en T1 en plano coronal que muestra la disposición del ligamento sacrotuberoso. D: Imagen de RM ponderada en T1 que muestra los ligamentos sacroespinoso (medial) y sacrotuberoso (lateral) señalados por ambas flechas blancas.
Imagen 2: anatomía vascular de la pelvis y ramas de la arteria ilíaca interna. A: Imagen de reconstrucción en 3D que muestra la vasculatura normal de una hemipelvis, señalando la división de la arteria ilíaca común con sus ramas (interna y externa) y las ramas de estas. B: Imagen de TC con contraste en fase arterial en plano axial que muestra la primera rama que emerge de la arteria ilíaca interna, la arteria iliolumbar. C: Imagen de TCMC con contraste en fase arterial muestra la proyección de la arteria ilíaca interna y la emergencia de la arteria sacra lateral. D: Imagen de TC con contraste fase arterial en plano coronal que muestra la división anterior y posterior de la arteria ilíaca interna con la salida de la arteria glútea superior y la rama que dará origen a los ramos viscerales. E: TCMC fase arterial que muestra cómo discurre la arteria pudenda interna. F: TCMC en fase arterial que muestra las arterias glútea superior, glútea inferior y la emergencia de la arteria pudenda interna. G: Reconstrucción 3D de tomografía computada que muestra la vasculatura normal, con las ramas de las arterias ilíaca externa e interna.
Imagen 3. Reconstrucción 3D de pelvis ósea. Es importante considerar los patrones de lesión vascular asociados a las áreas topográficas donde existan fracturas. Se debe tener en cuenta que si existen fracturas sobre el anillo pélvico posterior y articulaciones sacroilíacas, las arterias glúteas superior e inferior, iliolumbar y las arterias sacras medial y lateral son las que pueden afectarse. Del mismo modo, las lesiones sobre la articulación coxofemoral lesionan a las arterias obturadora y glútea inferior, y a nivel de la sínfisis del pubis la arteria pudenda interna y la obturadora son las que pueden lesionarse.
Cuadro 1. Resume y ordena los patrones de fractura según la clasificación de Young y Burgess, los signos tomográficos de estas, territorios vasculares afectados y localización del hematoma.
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